Esta semana falleció Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, y por eso decidimos recomendar esta biopic basada en su historia. En 1956, recién el sexto año desde que les fue permitido inscribirse, sólo hay nueve alumnas en la facultad de derecho de Harvard. Una de ellas es Ruth. Ignorada por sus profesores que le hacían notar que ese ámbito no era destinado a las mujeres, de a poco va ganando su lugar a fuerza de trabajo duro y mucho estudio, llegando incluso a cubrir las clases de su marido (que cursaba un año más que ella) cuando él queda internado durante su tratamiento contra en cáncer. Para 1959, mudados en Nueva York, intenta conseguir su lugar en algún estudio reconocido. Todos le niegan la posibilidad por ser mujer, madre y judía. Usar el enojo como motor y no como obstáculo será su objetivo.

Recién en la década del 70, con una hija adolescente que la enfrenta constantemente y dando clases de derecho en la universidad local, reconoce que la opresión femenina no puede seguir por ese sendero. Su hija es quien le dice que la revolución no se hace solo impartiendo conocimientos en el aula y que la puesta en acción de sus valores y creencias debe hacerse a lo grande. Se decide, entonces, por representar a un hombre que es discriminado por su género en una disputa con el fisco nacional y con la deducción de impuestos. El tesoro asegura que un hombre soltero no debe ser cuidador de su madre y que por consiguiente no puede deducirse de sus obligaciones la tarifa de la enfermera para que él pueda salir a trabajar. Ganar este juicio sentaría la jurisprudencia para que más de 100 leyes que discriminan a las mujeres solo por su condición de género comiencen a perder vigencia en el sistema jurídico norteamericano.
‘La voz de la igualdad’ es correcta desde lo formal pero carece de emoción por momentos. Preferible eso a un exceso de dramatismo o de pasajes aleccionadores. La película tiene un destacado diseño de producción y un elenco que cubre con precisión sus roles, desde Felicity Jones hasta Armie Hammer, pasando por las participaciones de Justin Theroux y Sam Waterston. Kathy Bates tiene pocos minutos en pantalla pero le alcanzan para demostrar su ganado status en la industria.
Por Damián Serviddio