Ganadora del 1° Puesto del Premio Germán Rozenmacher a la Nueva Dramaturgia, “Turba” es la más reciente obra de Laura Sbdar sobre una idea original de Iride Mockert y dirigida por Alejandra Flechner en su debut como directora. La historia cuenta la vida de Turba y Plomito, madre e hija que intentan escapar de las garras de la trata de personas y van recorriendo el país buscándose. “Soy bruta que turba desde los yuyos secos hasta la nieve negra para encontrar a mi nena. Soy bruta que turba corazones, soy la reina del terreno”, recita Iride en uno de los tantos pasajes desgarradores de esta pieza fuerte y actual que usa al teatro como espacio de denuncia y visibilización de la temática.
-Sabemos que venís trabajando en ‘Turba’ hace muchos años, pero ¿cómo fue la posibilidad de concretar ahora?
-La idea surgió hace mucho y llevó un proceso largo porque primero había que encontrar a la dramaturga hasta que llegamos a Laura Sbdar, quien la escribió. Además, los actores y actrices le ponemos el cuerpo a un montón de proyectos y eso le va quitando energía a tu propio proyecto, hasta que en algún momento se encauza. El año pasado se sumó la Negra (Alejandra Flechner) y ahí comenzamos a armar todo con miras a estrenar este año. Le metimos a full porque es un proyecto riesgoso, en el sentido que es complejo desde lo técnico, tiene muchas capas de laburo encima y necesitaba de todo este tiempo. Siento que lo que quedó está buenísimo y habla de todo ese trabajo.

-La obra habla sobre la trata de personas. ¿Qué interés te llevó a poner de relieve este tema en una obra donde lo muestran con esa crudeza?
-Lo que más me interesa como actriz es el teatro político. Soy muy fan de Brecht y de varios autores alemanes que usan el teatro como transformador y denuncia sociopolítica. La trata es una temática que me conmueve, me sensibiliza y siento que desde el arte -que es lo que más amo- es combinar mi lucha con eso. Ya había hecho «La Fiera» que abordaba el tema y estoy en un proyecto de una serie también sobre la temática. Me informé mucho, investigué, trabajé con madres víctimas de trata. Es mi aporte, mi granito: invitar al espectador a pensar esta cruel realidad que es uno de los negociados mundiales más grandes después de la droga. Policía, fiscales, poder político, están todos involucrados. En «Turba» me interesaba contar ese vínculo entre madre e hija que se están buscando.
-Es una obra que interpela mucho. Uno ahí encuentra el sentido del teatro y esta mirada política que compartimos. En el vestuario hay algunas pistas de tu vínculo con el tema, como por ejemplo la silueta de tu provincia, Santa Fe.
-Como a las víctimas de trata las van cambiando de prostíbulos llega un momento en que no saben dónde están y se empiezan a marcar en el cuerpo, o en donde pueden, lo que escuchan: el nombre de alguien, cómo se llama el pueblo o la ciudad, sonidos habituales. Lo que trabajamos con la vestuarista Magda Banach es que esta segunda piel, la calza y el top, tuviera esas marcas. Quería que estuviera mi provincia porque la amo y porque es una de las que más índice de trata tiene en el país, al igual que Misiones y Tucumán.

-Además de la entrega física y del uso de boleadoras, sorprende esos textos larguísimos de las canciones de cumbia y trap. ¿Cómo hacés para no pifiarle a la letra?
-Esa parte de la creación fue complicada. Las melodías las compuse yo y Javier Estrín, quien hizo las bases electrónicas me decía ‘¿Cómo hacemos? Esto es imposible’. Yo lo pienso como una ópera musical porque las canciones en realidad son grandes monólogos. Las letras es lo que más fácil me sale, ya se me tatuaron. Componerlas y tanto cantarlas ayudaron a la memoria. Además, debo decir que cuando canto cualquier tema suelo cambiar la letra de las canciones. Pero acá por ahora no me pasa. Debe ser que al ser algo que gesté yo ya se me tatuó en el cuerpo. Las boleadoras fueron el germen de «Turba». Quería hacer algo con eso y nunca me iban a llamar para hacer boleadoras en el proyecto de otro. Ahí empezó todo.
-En tu faceta de viajera, ¿cuáles son tus lugares favoritos de Argentina y del mundo?
-Me encanta viajar siempre que se pueda. He recorrido lugares rarísimos gracias a un rodaje, lugares a los que nunca hubiera ido, como la India. Pero mi lugar preferido del mundo es Granada, el lugar donde me iría a vivir. En Argentina me cuesta más porque me gustan muchos lugares, pero diría Jujuy, la ruta de Cafayate, Salta, Tucumán. No podría elegir un destino concreto.
Por @viajerosapie
Fotos de Nacho Miyashiro
Turba está los lunes a las 21.30 horas en El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034).