Diez años después del apocalipsis zombie (y exactamente a una década del estreno de la primera parte), esta secuela encuentra a los personajes de Woody Harrelson, Jesse Eisenberg, Emma Stone y Abigail Breslin iniciando otra etapa de sus vidas viviendo en los restos de la Casa Blanca. Pero hay algo de la rutina que comienza a generar roces entre ellos y por eso mismo las chicas deciden emprender un nuevo camino en el que puedan tomar sus propias decisiones. Hasta que la aparición de un músico hippie cambia los planes y ahora todo el clan debe reunirse en busca de la tierra prometida de los sobrevivientes: Babilonia.
La autoconciencia que tienen los realizadores sobre el género y la parodia a ellos mismos es de lo mejor de esta secuela que mantiene intacta la química del cuarteto principal. Incluso hay que valorar que, tras ganar el Oscar, Stone se siga animando al ridículo y no se haya comprado la etiqueta de actriz “importante” que conlleva el premio de la Academia. La incorporación de nuevos personajes no desentona con los ya conocidos (incluso con ese cameo post créditos que no vamos a spoilear acá) y suma posibilidades cómicas para no agotar la fórmula original. Zoe Deutch (de lo mejorcito de la serie The Politician por Netflix) es una gran comediante y tiene muchas posibilidades de demostrarlo. Además, el plano secuencia de la pelea dentro del museo de Elvis es brillante por su ritmo y balance exacto entre acción y gags. Lo mismo sucede con los inserts de los premios a las mejores matanzas zombies del año. Una propuesta que dejará muy felices a los fanáticos de la primera película y que también funcionará con el público nuevo.
Por Damián Serviddio