A mediados de la década del setenta, el cambista uruguayo Humberto Brause se encuentra en medio de una encrucijada. Para saber cómo llegó hasta ese momento, nos remontamos veinte años al pasado cuando era el aprendiz del señor Schweinsteiger, todo un referente en agencias de cambio y viajes en Montevideo. En una de las interminables tardes de trabajo, Brause conoce a Gudrun, la hija de su jefe, y se propone conquistarla. El dinero fácil y la necesidad de diferenciarse de su suegro lo harán tomar los caminos equivocados, aquellos de los que desde un comienzo su mentor le había aconsejado mantenerse alejado.
Ritmo pausado pero firme es el que tiene el director Federico Veiroj para adaptar la novela homónima de Juan Gruber. El resultado no es sólo una historia que atrapa por su intriga y por el suspenso creciente que va rodeando a su protagonista, sino por la actuación de Daniel Hendler, completamente alejado de los roles en los que acostumbramos verlo. La sombra de las dictaduras en América Latina van cobrando un peso importante en la historia hasta ser lo que en definitiva marque el pulso de las decisiones finales de los personajes. La reconstrucción de la época y el diseño de producción también son dignos de ser destacados. Acompañando a Hendler el elenco lo completan Dolores Fonzi, Luis Machín, Benjamín Vicuña y Germán de Silva. Además, la película representará a Uruguay en el camino al Oscar de comienzos del año que viene y podría ser la sorpresa latina dentro del quintento de nominadas.
Por Damián Serviddio