La batalla de los sexos

Los directores de Pequeña Miss Sunshine, Jonathan Dayton y Valerie Faris, toman por primera vez un caso real y para su tercer largo viajamos a los años ’70 para descubrir la previa del enfrentamiento entre los tenistas Billie Jean King (Emma Stone) y Bobby Riggs (Steve Carell). En una época en donde las mujeres dentro del deporte comenzaban a pelear por condiciones similares a las de sus compañeros hombres y donde fueron desplazadas de la asociación de tenis norteamericana por exigir pagos igualitarios y querer armar su propio campeonato, la película retrata en dos horas los diferentes obstáculos que enfrentan como grupo y muy brevemente, pero con certeza, el costado sentimental de King y su primer enamoramiento con una esteticista a pesar de llevar varios años de un matrimonio que -hasta ese momento- ella creía feliz y completo.

Tal vez en ciertos momentos la cinta sea demasiado políticamente correcta con los sucesos actuales y con la lucha del presente por el empoderamiento femenino, pero eso poco afecta cuando desde que se propone el duelo en el que Riggs quiere demostrar la superioridad masculina en el deporte -y por consiguiente en todos los otros aspectos- uno está del lado del bando femenino, ansioso de festejar un final triunfante para ellas.

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