En un futuro cercano, en un tiempo de esperanza y conflicto, la humanidad busca nuevas formas de vida en las estrellas. La luna y otros planetas cercanos ya no son el objetivo primordial, fueron conquistados hace años. Roy McBride, un técnico de la antena espacial internacional, sufre un accidente cuando una sobrecarga genera explosiones a repetición y él es expulsado hacia la Tierra. Estas recargas comienzan a tener réplicas en diversas ciudades del planeta sin explicación aparente. Los gobiernos, de manera clasificada, saben que el responsable de todo es Neptuno y una tremenda liberación energética. El proyecto Lima, que encabezara el padre de Roy tres décadas atrás, podría no haber sido el fracaso que todos creían y su tripulación podría seguir con vida. El primer paso de esta odisea por las estrellas será llegar a la luna para trazar un plan de acción.

A pesar de la magnitud del espacio, “Ad Astra” es el viaje intimo de un hombre para reconciliarse con su pasado y a partir de allí lograr construir un futuro sin acarrear el peso de la fama (tanto positiva como negativa) de su padre. Es una propuesta de claro corte épico que no se sustenta en la grandilocuencia visual ni en sus efectos. Por el contrario, se toma en serio a sí misma, dando como resultado un drama familiar donde el espacio exterior es el contexto pero no el centro de lo que pretende contar el director James Gray (quien co-escribió el guión junto a Ethan Gross). Brad Pitt, sobrio, contenido y con emociones a flor de piel, es el protagonista absoluto de un elenco que cuenta con participaciones breves pero correctas de Liv Tyler, Ruth Negga, Tommy Lee Jones y Donald Sutherland.

Por Damián Serviddio