Illinois, 2005: por asistir a la convención nacional de lirios, Earl Stone falta al casamiento de su hija, quien desde ese momento le retira el saludo. No es que Earl haya sido un padre presente en el pasado, pero esa fue la gota que rebalsó el vaso. Doce años después, por diversas deudas Earl pierde su emprendimiento de flores y en la fiesta de compromiso de su nieta, un conocido le ofrece conducir de una ciudad a la otra. Olvidó mencionar que era un trabajo de mula del narcotráfico.
Mientras Earl se va ganando la confianza del cártel, dos detectives de la DEA comienzan a seguirle los pasos, pero si saber su identidad. Los pagos por el transporte ilegal son cada vez más cuantiosos y ese dinero es el que le permite ayudar económicamente a su familia y amigos. Pero una traición en el entramado de la droga cambiará la relación de Earl con sus empleadores.
La atmósfera y el papel central parecen salidos de Gran Torino, ese clásico contemporáneo de Clint Eastwood. La Mula es un homenaje que el propio director y protagonista le brinda a su personaje de los últimos años, muy bien acompañado en esta oportunidad por Bradley Cooper, Taissa Farmiga, Michael Peña, Andy Garcia, Laurence Fishburne y Dianne Wiest. Sin apelar a los golpes bajos, en esta historia inspirada en un caso real, vemos a un hombre de noventa años poder redimirse de los errores del pasado, en base a humor, coraje y determinación. Verlo a Eastwood en pantalla es un disfrute pleno, tal vez en uno de sus últimos roles protagónicos. ¡A no desaprovechar la oportunidad!
Por Damián Serviddio