Inspirado en un artículo periodístico publicado en The Atlantic en 2014, esta tal vez sea una de sus novelas menos inspiradas. Vaya paradoja. Se disfruta como todo lo que escribe John Grisham con su facilidad para meternos en el mundo de los conflictos legales. Pero carece de suspenso, de ansiedad, todo se percibe muy metódico, frío y calculado. La resolución incluso es demasiado obvia y benevolente con sus protagonistas.
Esa publicación en el tabloide se titulaba “El fraude de las facultades de derecho” y llevaba la firma del periodista Paul Campos. Grisham asegura que no bien terminó de leerla, sabía que allí se encontraba su próxima novela, publicada originalmente en 2017 bajo el nombre de ‘The Rooster Bar’. Uno de los conflictos más graves que sufren los estudiantes en Estados Unidos son los préstamos para financiar las carreras universitarias: al recibirse están atados por al menos una década para devolver valores que suelen comenzar en los doscientos mil dólares y de allí hacia arriba. Gordy, alumno de Foggy Bottom, una mediocre casa de estudios de Washington, es bipolar y acaba de dejar sus medicinas. Sintiéndose ahogado por las presiones económicas a menos de un semestre de recibirse, comienza a armar una red que explica cómo un entramado de financieras se benefician de los préstamos estudiantiles para tener cautivos a millones de norteamericanos. Cuando tres de sus amigos creen que la paranoia de Gordy lo está llevando al límite, serán Mark, Todd y Zola quienes vean en ese supuesto delirio la clave para desbaratar uno de los mayores fraudes de Estados Unidos y vengar, de algún modo, lo que los poderoso y ricos infringen a quienes no tienen los recursos suficientes para pagarse su formación universitaria.
El tema, poco tratado en la literatura y algo que casi no se ve en los medios en general, tenía varios elementos fuertes como para erigirse en una crítica hacia un sistema que usa, exprime, devora y elimina estudiantes y sueños. Grisham apuesta, por el contrario, a una aventura de amigos en una cruzada contra el sistema que resulta poco creíble, plagada de errores por parte de los novatos y con una resolución que no está a la altura de sus mejores historias.
Por Damián Serviddio