Detroit

La desgarradora y poderosa crónica que hace la directora Kathryn Bigelow sobre los sucesos ocurridos en Detroit a finales de los sesenta marca el pulso de lo que tantos años de segregación y violencia institucional provocaron en la población norteamericana: los negros se sentían constantemente perseguidos y aquellos policiales locales -que ostentaban un gran poder y no podían disimular su racismo- tenían el terreno allanado para creerse los dioses de las calles. Cuando finalmente los disturbios explotan, generando caídos entre las fuerzas de seguridad y la población más humilde, tiene lugar uno de los casos policiales más resonantes de Estados Unidos: el del hotel Algiers la noche del 25 al 26 de junio del ’67.

Tras el disparo de una arma de salva, la policía cree que en el anexo del hotel se ubica un francotirador dispuesto a atacar a las fuerzas. Invadiendo con toda la impunidad y la violencia posible, los oficiales golpean, maltratan y torturan a los ocupantes del edificio, huéspedes negros y dos jóvenes blancas que de inmediato son catalogadas de prostitutas por el simple hecho de estar allí con ellos.

A partir de ese momento, y con el mejor estilo documental al que la realizadora nos tiene acostumbrados (The Hurt Locker, Zero Dark Thirty), seremos testigos de esta tremenda noche en la vida de estas personas y del proceso judicial posterior, una de las grandes vergüenzas en la historia de las leyes.

Por Damián Serviddio

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