“Si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepárate para la guerra) dice Winston, el gerente del Hotel Continental antes de la batalla final dentro de las instalaciones del edificio de lujo que administra. El infierno se desata dentro del lugar. Todo comienza en las horas previas, una semana después del asesinato del perro de John Wick. Minutos antes de entrar en la categoría de ‘excomunicado’ y de perder todos los beneficios de su logia criminal, Wick es el hombre más buscado del planeta. La recompensa: 14 millones de dólares. Sin muchos recursos, decide quemar su último cartucho recurriendo a sus vínculos con sus parientes de Bielorrusia. La redención lo llevará a recorrer el mundo y regresar a donde todo comenzó para un ¿último? enfrentamiento con quienes lo quieren ver muerto.
Fenómeno de culto, en especial entre los gamers, lo que ocurrió con esta saga desde 2014 sorprendió incluso a Keanu Reeves que vio con sorpresa como su carrera reverdecía casi sin haberlo planeado. La combinación de humor y acción es celebrada por sus fans, funciona con precisión y demuestra cómo Reeves logró estar cómodo y relajado en esta nueva etapa de su filmografía. Las secuencias de acción son coreografiadas a la perfección, se disfrutan de principio a fin. Cabe destacar los trabajos de fotografía de Dan Laustsen, la música a cargo de Tyler Bates y Joel J. Richard, y el diseño de producción de Kevin Kavanaugh. Para aire fresco, dos mujeres con fuerza: Anjelica Huston y Halle Berry. No es necesario llegar a la escena final para saber que la cuarta entrega de Wick se da por descontada, aunque todavía no haya fecha confirmada para su rodaje.
Por Damián Serviddio