En esta secuela, dos amigos que tienen un emprendimiento de limpieza de chatarra son contratados por una misteriosa mujer para limpiar la casa abandonada del pueblo. La misma perteneció a R.L.Stine, el famoso autor de la saga de libros ‘Escalofríos’, pero ellos aún no lo saben. Cuando encuentran uno de los manuscritos mágicos y despiertan una vez más a Slappy, de pronto todos los monstruos de la noche de Halloween comienzan a cobrar vida en un plan siniestro para terminar con la soledad del muñeco que se siente relegado por sus ‘hermanos’ humanos. El dúo -más la hermana mayor de uno de ellos- son los encargados de poder encontrar una solución antes de que sea tarde.
Sin grandes figuras como en la primera parte (Jack Black apenas tiene un cameo en la cinta), la película funciona apelando a la nostalgia de la colección publicada durante décadas por Scholastic y que muchos leímos en la infancia. Para las nuevas generaciones, el impacto visual y los efectos son un tremendo gancho. Asimismo, creepy como pocas cosas en el cine (hablamos de los muñecos que cobran vida con esas vocecitas terroríficas) Slappy es un digno adversario para los pequeños héroes de turno. Si bien es un filme familiar (el cast de actores desconocidos es correcto y genera empatía al instante), los más chiquitos pueden llegar a asustarse un poco en algunas escenas.
Por Damián Serviddio