El universo mágico creado por J.K.Rowling no para de crecer y ramificarse, los fanáticos lo celebran y esta segunda entrega de la nueva saga depara varias revelaciones y sorpresas que dejan a los espectadores con palabras ahogadas. ¡El final y el dato que deja caer así como si nada es la piedra angular de lo que vendrá de ahora en más! Rowling otra vez lo hizo a la perfección y acompañada por su socio creativo de la última década, el director David Yates.
La historia retoma meses después de que Grindelwald (Johnny Depp controlado en sus excesos actorales) fuera arrestado el Nueva York. Tras su detención, Newt Scamander (Eddie Redmayne) está peleando por poder dejar Londres de manera legal y continuar con sus viajes alrededor del mundo en busca de las criaturas más excéntricas jamás conocidas (el dragón de agua que tiene tantas escenas en esta película es de una belleza impresionante). Convocado por su ex profesor Albus Dumbledore (Jude Law), Newt se entera que el enemigo de los no magos ha escapado y está convocando a todos sus seguidores con un discurso muy atractivo: los sangre pura deben ser quienes dominen el mundo mágico y el no mágico también. París será el escenario en donde tenga lugar gran parte de la trama, en especial un desenlace que divide las aguas en un paralelismo con lo que ocurre en varios países en relación a la política local e internacional. ¿Cuánto de ese discurso excesivo, xenófobo y sectorial puede traducirse a lo dicho por Trump o Bolsonaro? Lamentablemente, demasiado.
No sólo de regresos está compuesta esta secuela, incluyendo varios tramos en los salones de Hogwarts que son vitoreados por los seguidores de Harry Potter no bien comienzan a sonar los acordes de aquella saga. Varios nuevos hacen su debut aunque sentimos que ya los conocemos: Nagini en su forma humana (antes de ser la fiel aliada de Voldemort), Nicolas Flamel y un fugaz vistazo a la piedra filosofal, Leta Lestrange conflictuada por lo que acarrea su apellido, Theseus hermano de Newt y miembro del ministerio de la magia británico… y muchos otros que con mayor o menor desarrollo o segundos en pantalla nos vinculan a la historia del niño que sobrevivió. ¡No podemos creer que ahora faltan casi dos años para saber cómo continúa esta historia!
Por Damián Serviddio