La humanidad está destruyendo el planeta con sus desechos y contaminación, es una camino irreversible. O tal vez no. Hace veinte años, un científico noruego descubrió el suero que permite reducir a las personas hasta convertir a un hombre de metro ochenta en una personita de doce centímetros. Con años de experimentación y creación de colonias, no sólo se reduce la cantidad de basura, sino que se necesita menos comida, menos espacio y menos recursos para abastecer a la misa población existente, pero ahora en formato miniatura. Las colonias de los reducidos proliferan en todo el mundo: un 5% de la población total optó por este estilo de vida en donde el dinero rinde más. A un promedio de 150.000 dólares, en los refugios para personitas ese monto equivale a unos 12 millones de dólares. Es tentadora la propuesta: achicarse a cambio de vivir como reyes y sin tener que trabajar en lo que nos queda de vida.
Paul (Matt Damon) decide afrontar el desafío y junto a su esposa se anotan en el programa que los llevará a vivir en una colonia de lujo. Sin embargo, no todo saldrá de acuerdo al plan original y la perfección que se vendía desde el showroom no será tal.
La peli de Alexander Payne (el director de Entre Copas) parte de una premisa de lo más original y logra sostenerla en la primera hora de los casi 140 minutos que tiene de duración. Donde comienza a fallar es cuando decide tomarse a sí misma muy en serio, dejando la comedia de lado y dando mensajes aleccionadores sobre el futuro de la especie. Allí, y con varios minutos de más, es donde ‘Pequeña Gran Vida’ encuentra a la mayoría de sus detractores. Para que puedas decidir por vos mismo, Netflix acaba de sumarla a su catalogo. ¡Contanos después qué te pareció!
Por Damián Serviddio