Haz que regrese

De los mismos directores de «Háblame», esta semana llega a los cines la historia de dos hermanos, Andy y Piper, que acaban de quedar huérfanos y para no ser separados en el sistema de guardas temporales de South Australia, son enviados juntos a la casa de Laura, un excéntrica psicóloga que vive a las afueras de la ciudad. Más pronto que tarde, los adolescentes -unos Hansel y Gretel modernos ingresando al hogar de la bruja- descubren que lo que está teniendo lugar en la casa de su madre adoptiva es un ritual aterrador que borra limites entre vivos y muertos.

Tras un primer acto pausado y previsible, pero no por eso menos inquietante, la terapeuta que encarna Sally Hawkins rápidamente se transforma en un ser repulsivo, desagradable a más no poder y eso hace que nos movamos incómodos en la butaca cada vez que aparece en pantalla. Los gemelos Danny y Michael Philippou lograron construir un par de escenas de alto impacto con el otro niño en la casa, Ollie, quien nadie sabe quién o qué es. Los directores sortean esa previsibilidad inicial para construir una tensión in crescendo y una expectativa por conocer las piezas del rompecabezas que nos faltan.

Ver a Hawkins en esta veta de terror absoluto se agradece, entregando una de las villanas diabólicas más crueles del último tiempo. Por momentos cuesta mantener la vista en lo que nos muestran, porque las escenas de tortura, mutilaciones y maltratos no dejan nada a la imaginación: todo está bien clarito y explícito para que cada uno (y su estómago) tengan que hacerle frente.

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