Jurassic World: Renace

32 años pasaron desde que los dinosaurios volvieron a caminar sobre la Tierra. Tras el desastre ocurrido hace casi dos décadas en el centro de experimentación genética de proveía de nuevas especies al parque temático, una farmacéutica decide reclutar un improbable equipo para tomar muestras de los tres dinos más grandes alguna vez conocidos. Con esos datos, más la sangre extraída, los científicos del laboratorio podrían elaborar nuevas medicinas cardíacas que le den a la raza humana unos veinte años más de longevidad. Pero ya sabemos que estas misiones «simples» de entrar-salir-triunfar, nunca son así de sencillas.

Dirigida por Gareth Edwards (Rogue One, Godzilla, Resistencia) y escrita por el histórico David Koepp (guionista de las dos primeras pelis de la saga en los años noventa), este renacer de la franquicia falla en su objetivo de recuperar algo de la mística original de sus entregas fundacionales. Esta secuela/reboot se siente forzada y con una historia -y actuaciones- que carecen de alma. Todo se nota frío y calculado, con poco de genuino y mucho de análisis de mercado para tratar de descubrir cuál era la mejor manera de regresar a la vida a una franquicia chocada estrepitosamente en el combo de entregas cinco y seis.

Varios elementos de la historia de 1993 se ven reciclados y con una mínima vuelta de tuerca para no caer en autoplagio, pero más allá del despliegue técnico y artístico, este Jurassic World: Renace es tibio, incluso aburrido y repetitivo por momentos. Ni hablar de la «subtrama latina», que además de inconsistente ni siquiera funciona como el comic relief buscado. Ojalá el futuro, y la recaudación en taquilla, permitan una elaborada continuación que esté a la altura del trabajo de Steven Spielberg y que no tenga sólo como gancho el estrellato del cual se nutrieron de protagonistas: Scarlett Johansson, Mahershala Ali, Jonathan Bailey y Rupert Friend.

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