25 años después de la película original y 14 desde la quinta entrega, «Destino final: Lazos de sangre» se beneficia de estos años transcurridos y del oxigeno que le insufló a la saga ese merecido descanso, llevando la historia a un nuevo nivel. En esta entrega todo es más grande, más salvaje, más sangriento y los momentos donde la muerte triunfa sobre el elenco son festejados en la sala como si de un gol se tratara.
¿De qué va esta sexta película? Atormentada por una violenta pesadilla recurrente, Stefanie decide tomarse un tiempo libre de la universidad y regresa a su casa para echar algo de luz al pasado familiar, creyendo que su abuela -a quien no conoce y con quien sueña cada noche- puede llegar a ser la única persona capaz de salvar a toda la familia de la horrible muerte que les tiene preparada el destino, Este escape de la muerte, ligado a lo que la abuela Iris vivió en los años setenta en el restaurante y mirador Sky View, cruzará generaciones. Negación y secretos serán piezas recurrentes en la investigación de Stefani, quién dudará del carácter sobrenatural de lo que enfrentan y pondrá en cuestionamiento la salud mental de su antepasada. ¿Serán Stefani y sus primos los encargados de darle un cierre a los padecimientos y traumas irresueltos de la familia?
Dirigida por Adam Stein y Zach Lipovsky y protagonizada por Kaitlyn Santa Juana, Teo Briones, Richard Harmon, Owen Patrick Joyner, Anna Lore, Brec Bassinger y el recientemente fallecido Tony Todd, veterano de la saga desde su primera entrega, el guión de Guy Busick y Lori Evans Taylor es pura fiesta para los amantes del género, no escatimando en muertes horrendas y en explosiones de hemoglobina a cámara. Un bienvenido retorno que seguro sea celebrado no solo por los fanáticos de la franquicia.
