El 6 de abril de 1917 la Primera Guerra Mundial ya llevaba casi tres años de conflicto incesante. Para ese entonces, los alemanes trazaron una nueva línea de fuego a unos 15 kilómetros de la anterior. Para evitar que el ejército británico prosiga con un ataque que pondría en riesgo 1600 vidas al caer en una emboscada, dos jovencísimos cabos -Will y Tom- son elegidos para llevar el mensaje de vital importancia. Deben cruzar la ¿desolada? zona de combate y llegar hasta el campamento del segundo regimiento para informar estas novedades y cancelar la avanzada inglesa. El tiempo será el enemigo de ambos ya que cada obstáculo que aparezca en la misión pondrá en peligro al resto de las tropas.

Sam Mendes realizó una destacada reconstrucción de territorios destrozados por la guerra, una diseño de producción de grandes proporciones. Ganadora de dos Globos de Oro a mejor dirección y mejor película dramática y nominada a diez Premios Oscar, 1917 no tiene una gran historia que contar pero logra dejarnos enamorados de la forma en la que Mendes decidió narrarla. La apariencia de un único plano secuencia de casi dos horas es de una pericia técnica pocas veces vista. El relato gana de este modo más interés por cómo fue filmado que por lo que verdaderamente tiene para decirnos. Las actuaciones de George MacKay y Dean-Charles Chapman son correctas, a quienes se le suman los cameos de grandes figuras como Colin Firth, Mark Strong, Benedict Cumberbatch y Richard Madden. 1917 será de esas películas amadas u odiadas, pero difícilmente ignoradas.

Por Damián Serviddio