Disponible en varias plataformas, como HBO GO, esa energía que se percibe ya desde la intro, esa emoción de sentir a quienes están al lado tuyo, a oscuras en el cine, compartir esa experiencia de un nuevo viaje a una galaxia lejana… Prácticamente nada se sabía de la historia de este Episodio VIII de la tercera trilogía de Star Wars, y así vamos a dejarlo desde acá para quienes todavía no la vieron. Pocas veces uno puede sorprenderse con el devenir del argumento: en la industria los trailers son cada vez más largos, nos venden y nos cuentan tanto la peli para que vayamos a verla a la salas que cuando nos sentamos en nuestra butaca prácticamente sentimos que esa película ya la vimos y que nada puede sorprendernos. El secretismo entorno al fenómeno Los Últimos Jedi funciona a la perfección para fanáticos y no tanto. ¡Y encima esta semana se terminó el rodaje del episodio nueve!

A Rey la encontramos en el lugar exacto del final del episodio siete, intentando encontrar una chispa que encienda la revolución en toda la galaxia para que vuelva a instaurarse la República. Leia, por su parte, trata de conducir las fuerzas armadas con iguales proporciones de determinación y sabiduría. Pero no le será fácil: Kylo Ren está decidido a ser el nuevo líder supremo y aniquilar de una vez y para siempre los vestigios finales de los últimos jedi que aún quedan con vida.

Un capítulo que tiene toda la emoción de reencontrarse con viejos y nuevos personajes de la saga, con la mística creada por George Lucas pero con esos toques alla Disney para hacer de esta mitología algo más fácil de aprehender para aquellos no tan avezados en la vida de los Skywalker. Y si, también un gran homenaje a quien será por siempre la princesa de la galaxia, la gran Carrie Fisher. La vamos a extrañar, mucho.